Lo quieras o no, estás en una batalla espiritual. Aunque intentes ignorar esa realidad, tarde o temprano tendrás que decidir si participas activamente o no haciendo frente a las tretas del enemigo. Sin embargo, no lucharás con armas físicas sino con las armas espirituales que Dios te da. Vences cuando las usas correctamente, dejándote guiar por el Señor y estando lleno de su poder.
Pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo.
(2 Corintios 10:3-5)
(Tomado de: 6 cosas que la Biblia dice sobre la guerra espiritual)